jueves, 17 de marzo de 2016

Volver a verte después de tantos meses

Viajo horas con mi maleta (cuantos viajes pienso, cuantos viajes entre nosotros?).
Llego cansada pero, mi pecho canta mientras subo las escaleras.

Te encuentro pequeño, con arrugas. Trago mi llanto cuanto me paro en la entrada de tu puerta.
En medio de las sabanas, tan flaco, tu no pareces tu. Es la primera vez que creo de verdad que puedes romper. 

Yo siempre quise ser tu puerto seguro, tus remos, tu tierra firme. Necesito serlo.

Sonrío y esta sonrisa aunque pálida es sincera. 
Digo tu nombre. Te observo llevar varios segundos hasta reconocerme. Me entran ganas de chillar , de volver en el tiempo, de encontrarme otra vez con la rodilla sangrando y tu cuidándome. Me distraigo para poder poner agua oxigenada en mi herida abierta ( cuantas heridas abiertas, pienso, e me gustaría que ninguna de ellas fuera literal). Volver en las tardes de chimenea en tu salón, cuando te fumabas el cigarro de después. A mi siempre me gustaron los cigarros, el olor de la mezcla entre cigarro y café me recuerdan a ti, y este olor siempre me fue agradable. 
Con tu olor me sentía como en casa, tu eras hogar.
Hoy en día ya no me gusta este olor, pero a veces cojo un cigarro entre los dedos para recordarte y sentirte mas cerca. Aunque ahora cualquier humo me recuerda a hospital. 

Noto cuando me siento en la mesa contigo y tu dejas escapar una lagrima. Cuantos meses, pienso, cuantos meses entre nosotros?
Cojo tu mano y no se como puedo quedarme tan lúcida y tan tranquila, dulce en mi amor por ti.

Como me dueles, en todos mis órganos, retrasando mis vértebras: como me dueles.

Tu duermes bien cuando estoy cerca. Yo no cierro los ojos porque si me dejo dormir dejo de oír tu respiración y cada vez que no respiras es como un cuchillo en mi corazón. 

Hace muy poco que descubrí lo que es el amor. No tiene mucho que ver con esa obsesión avasalladora que sentí a mis 17 años, mucho menos el sentimiento copioso entre las botellas de vino. Amor no es novela. Cualquier percepción se hace fútil delante de la grandeza de encontrar paz en el ruido del aire compartido.
Amor es aprender a dar comida en la boca, intentando disfrazar las manos que tiemblan. Es lograr aplicar una inyección. Es dejar a un lado la propia sanidad para rescatar a alguien en lo más hondo del pozo.

Un día de cada vez.

Amar es escribir hasta que duelan las manos mientras la boca permanece muda. 

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